Una nueva experiencia del IRONMAN 70.3 acabo de vivir, la culminación de meses de sacrificio y entreno, tanto personal como colectivo, pero sobre todo, familiar. Participar en ella fue como la vida misma, con sus altos y sus bajos, y solo el que fue capaz de sobreponerse a la adversidad pudo convertirse en Finisher de esta competencia.
Definitivamente hablar del IRONMAN no es solo mencionar a una marca que organiza triatlones, su organización es una de las mejores del mundo, y es realmente especial porque congrega atletas de nivel promedio y atletas profesionales en una misma competencia, fueron 1,050 competidores esta vez, en su mayoría extranjeros y algo para resaltar es que experimenté de cerca el respeto común entre todos los que se dieron cita, lo cual es algo único y digno de reconocer.
Este 2019 con 42 años, me convertí nuevamente en Finisher del IRONMAN 70.3 Perú, esta vez con una mejor preparación que el año anterior, pero con el convencimiento que aprendí más del proceso que del mismo logro obtenido, aquí les va un poco mi historia de este año.
Hace 5 meses era un sueño inalcanzable terminar un nuevo IRONMAN 70.3, la segunda mitad del año 2018 me dediqué a comer, pesaba 12 kilos de más y mi desorden alimenticio sumada a la irresponsabilidad deportiva me hizo llegar a “fundir motor”, es decir, subí exponencialmente mis tiempos en las competiciones, mis marcas eran para llorar y me cansaba luego de un par de kilómetros de recorrido. La ultima competencia que participe el año pasado fue el “Campeonato Nacional de Triatlón” donde tuve una modesta y hasta decepcionante participación.
Es así como decido en plena celebración familiar de fin de año, en darle vuelta a esa historia oscura y triste, iniciando desde el segundo día útil del 2019 en hacer todo lo necesario para mejorar mi estado físico, hacer una preparación adecuada con supervisión y guía de un experto y volver a ponerme como objetivo el terminar un triatlón.
Aprendí en este tiempo que junto a la disciplina y del trabajo bien llevado, debes hacer oídos sordos a quienes subestiman tus convicciones y habilidades, si te propones algo, puedes lograrlo.
Durante mi preparación, como todo en la vida, sufrí muchos altibajos que me hacían dudar en lograr mi propósito, sin embargo, tenía claro lo que quería conseguir, así que hice de la dieta mi aliada, y en lo deportivo, me uní a los entrenamientos de los Iron Warriors, liderados por Jorge Valenzuela, hoy mi Coach de Triatlón.
¿Cuáles eran mis debilidades esta vez además del peso y estar deportivamente fuera de competencia? ¡Todo! Ya sabía nadar, pero había perdido constancia y mi técnica nunca había sido buena (aún no lo es), la bicicleta seguía siendo un obstáculo porque no estaba acostumbrado a pedalear rutas largas (aún no lo estoy), y en el running había perdido aquellos pasos que me hacían sentir orgulloso (aún los sigo buscando).
Definitivamente el tener el respaldo de la familia, de mi equipo Tomás Valle Runners y mi equipo de entrenamiento TRI: Los Iron Warriors me dieron la confianza necesaria para poder creer que con esfuerzo llegaría a cruzar esa ansiada meta. Es así que seguí al pie de la letra las indicaciones de mi Coach enfocadas a llegar con salud a esa meta y si es posible mejorar mis tiempos de mi última participación.
Fueron madrugadas largas de entrenamiento y noches de sueño, había que dormir muy temprano para poder aprovechar la soledad nocturna y darle duro a la natación, ciclismo y running, de manera grupal o haciendo la tarea en casa solo, nuevamente buscando y orientado a tener un horario que no le “robe mucho tiempo” a la familia y mis actividades profesionales.
Luego de 4 meses de preparación constante y disciplina en mi alimentación logré bajar 12 kilos de peso llegando a mi peso ideal de competencia, mejoré mis tiempos en el mar, me acostumbré a pedalear largos tramos y en el running mejore mi técnica.

Y llego el día, me levanté muy temprano y salí rumbo a Agua Dulce, ya llegando a la zona de transición tuve momentos de conversación con mis amigos Oshin y Afu Tse, miembros de TV3, éste último haría su debut en esta edición del IRONMAN 70.3 Perú, él al igual que yo, sacrificó mucho por conseguir la medalla, así que nos dimos ánimos y luego nos pusimos a ordenar nuestros implementos.
Los chicos de Iron Warriors también estaban alistándose, luego de conversar con mi Coach Jorge, Yuner, Edgar, Corina, Lore, Ronnie, John, Jen y Oswaldo y de mis compañeros de Tri Prov Sport, Carlos Bonilla y Katty Córdova, dejé todo listo para salir de la zona de transición rumbo al mar, la hora de competir había llegado.
Mientras me dirigía a la zona de nado en mar abierto, decidí participar en el grupo que culminaría entre los 30 y 35 minutos la disciplina de natación junto al tiburón Oswaldo Carhuancho ya que me enteré que por cuestiones ajenas, nuestro compañero Sandro no participaría en la competencia, así que iba a nadar en su lugar de velocidad a modo de dedicarle mi performance en esa disciplina. Ya todo estaba listo, mientras mi amigo Alberto Semino nos tomaba unas de sus excelentes fotos, llegó la barra de los Iron Warriors con unos carteles que llevaban nuestro nombre, fue una linda sorpresa que nos quitó los nervios previos a la salida al mar.
Es así como me puse en el grupo correspondiente y esperé mi turno de salida. Cuando llegó el momento de la partida, puse en práctica todo lo aprendido estos meses, estar tranquilo, respiración bilateral, el giro del tronco, el pateo, asegurar mi dirección y un principio mío: no parar nunca. Y así fue, luego de tanto golpe recibido de todos los nadadores que pasaban por mi lado golpeándome a su paso nadé los 1.9 kilómetros en 40:46 minutos de manera ininterrumpida, llegando a la orilla sano y salvo, entero, fuerte, y recibiendo el aliento de mi familia, mis equipos Tomás Valle Runners y Iron Warriors y corriendo rumbo hacia la zona de transición para alistarme en la segunda disciplina.
Fui al punto de transición, al igual que el año pasado, me tomé mi tiempo, respiré, me preparé y cogí mi bicicleta para dar inicio al ciclismo, en ese momento tenía en la cabeza que mi objetivo personal era culminarla en menos de tres horas. Fueron cuatro subidas al Bonilla, que posteriormente le paso factura a varios atletas que terminaron sin piernas para el running.

A diferencia del año pasado, seguí nuevamente el principio mío: no parar nunca. Y así fue, esta vez no paré nunca para hidratarme o consumir gel, todo lo hice en movimiento, ya no tenía temor en caerme, mi combustible era ver y escuchar a mi familia y a mis equipos Tomas Valle Runners y Iron Warriors, eso me hacía más fuerte, es así que logré culminar la disciplina de ciclismo de 90 kilómetros en 2:51:48 horas.
Nuevamente llegué a la zona de transición, me tome mi tiempo, miré al cielo, el sol era inclemente pero no me iba a dejar vencer por eso, mi amigo Edwin me gritó “Rios esta disciplina tú la dominas”, yo ya sabía por la experiencia del año pasado que venía lo más duro, correr luego de varias horas de intenso pedaleo en la bicicleta. Así que motivado por el aliento de mi familia y mis grandes amigos TVR/TVT/TV3, salí a “sacarle chispas al asfalto”, en ese momento mi amigo Eduardo se me acercó y me dijo: “cabeza fría papi, anda con cautela los primeros kilómetros y ya luego fíjate si puedes salir a matar”. Comencé así a un paso de 4:30 minutos por kilómetro los primeros 3K pero las contracturas y un amague de calambre en el muslo izquierdo me hicieron bajar el tiempo y cambiar el paso, desde ese momento nuevamente mi compañero de ruta como el año pasado fue César y luego Cristhian, ellos llegaron para empujarme con su presencia guardando distancia, cuidando que yo no incurra en alguna penalidad descrita en las bases de la competencia. Como lo dije antes, el sol a esa hora era inclemente, pero bueno, no había de otra que seguir.
Esta última disciplina, la media maratón, la viví como en otras oportunidades, sufrida, nunca paré salvo para tomar una bebida gaseosa, ya en los últimos kilómetros y con la compañía de mis amigos, y mi familia logré cruzar nuevamente la meta arropado con la bandera de mi querido TVR/TVT/TV3, completando así una nueva jornada que quedó tatuada en mi memoria por todo el proceso previo trabajado estos últimos meses para conseguir esa medalla y por las muestras de cariño de mi familia y amigos que me acompañaron físicamente y vía redes sociales.
Mejoré en una hora mi participación anterior y me siento extremadamente afortunado de poder estar físicamente activo, gozo de mucha abundancia de cariño y buena vibra de la familia y de la gente que me acompaña.

Este IRONMAN se consiguió primero poniendo a Dios por delante, definiendo bien el objetivo, diseñando la estrategia correcta, con los ojos bien puestos al frente para saber por dónde ir, solo agachando la cabeza para no tropezar. Soy un IRONMAN que se forjó luchando y eso no fue coincidencia, vengo de una familia en la que el trabajo es nuestra mejor herencia, por eso soy un triatleta que se hizo con mucho esfuerzo y dedicación, como lo puedes ser tú que me estas leyendo.
Y como esto no para, me toca seguir trabajando en lograr los objetivos familiares, profesionales y deportivos que me he propuesto en adelante, pero sobre todo, en intentar ser una mejor persona lo que me reste de vida.
Esta es mi historia, un IRONMAN sin armadura, menos héroe, pero más humano.
Piero Ríos miembro de:
Un agradecimiento especial a las marcas que me apoyan y que hicieron posible que mi desempeño haya mejorado: Iron Warriors, Forto, Sala de Terapias Mandalas y Salomon.