Pasó un mes y medio para que, nuevamente, me acerque a la línea de partida de una carrera. Esta vez, he decidido no evitar la fatiga, he priorizado el descanso activo y salido a correr acompañanando a una compañera del trabajo a cumplir su primer objetivo, la carrera Bimbo 5K.
Me sorprende la tranquilidad de Yessica (Yess), mi compañera. Parece que no le asusta el tumulto de la gente en el corralón de partida, hasta sospecho que me engañó con eso de que era su primera carrera. Lo cierto es que ha llegado muy temprano, ha estado lista tal como se lo indiqué hace dos días en la oficina y todo va marchando bien.
Llegó el momento de la partida, no niego el miedo de volver a sentir ese conocido dolorcito en la rodilla del que aqueja al 90% de corredores. Voy calmado, concentrado en mí y en Yess, de rato en rato le corrijo la brazada o la pisada y hasta le indico que debe mejorar la respiración. Le saco algunas fotos para sus recuerdos pero sin desconcentrarla. La rodilla va entera, no suele, el miedo va pasando y me voy sintiendo más confiado. Kilómetro 3 y Yessica va muy bien, está tranquila y pareciera sin fatiga. Llegamos al cuarto kilómetro y le advierto que guarde algo de energía para el final.
Se nos acerca Paola, una amiga que acabábamos de conocer en la partida, creo que intentará pasar a mi compañera sobre el final, pongo al tanto de eso a Yess. Me siento un estratega. Dicho y hecho, Paola ha acelerado y Yessica por igual, no se ha dejado pasar y ha quedado delante.
A recoger la medalla y a celebrar después del estiramiento. No ha habido dolor, no he sentido molestia alguna y lo mejor, lo he disfrutado. La satisfacción es doble, pues, Yessica ha culminado bien sus 5 kilómetros. Hemos ido a saludar a Paola y a sacarnos algunas fotos juntos.
Las sensaciones positivas que me deja esta carrera son muchas. De momento seguiré en ese plan, algo suave, sin pisar el acelerador y sin apresurar la recuperación. Seguimos avanzando.
#CASSPerucho
